Mi interés por la Felicidad y cómo trabajarla a nivel individual y en el ámbito de los recursos humanos y la empresa comenzó hace más de una década a través de una Cátedra de la Universidad San Jorge con la que pude colaborar.
Para aproximarse a este concepto y comenzar de trabajarlo en sí mismo, de manera sencilla Rafael Santandreu es una referencia interesante. Se trata de un psicólogo que dedica parte de su tiempo a la divulgación a través de libros, su blog, Escuela de felicidad, , libros… Dejo la reseña de uno de ellos.
Las gafas de la felicidad
Las gafas de la felicidad es el segundo libro de Rafael Santandreu, él lo presenta como un manual de psicología cognitiva.
Comienza hablando del concepto de cambio y de cómo a veces llega de manera inevitable y es cuestión de «ahogarse o surfear«.
Reflexiona sobre las emociones y el papel que juega nuestra mente a la hora de gestionarlas: para cambiarlas, necesitamos cambiar nuestra manera de pensar. A partir de aquí presenta conceptos como las «creencias irracionales«, las «creencias racionales» y un término muy usado por Santandreu la «bastantidad» (darnos cuenta de que los seres humanos necesitamos muy poco para estar bien).
Explica también que «una de las características de las personas sanas y fuertes es que le echan pasión a lo que tienen entre manos. Pero lo hacen lúdicamente. Sin miedo. Disfrutando.» Esto da pie a presentarnos otros dos conceptos nuevos el «felicismo» y el «terrebilismo» enseñándonos cómo las personas más fuertes nunca evalúan nada de terrible y en esa evaluación está su fuerza.
La segunda parte del libro se centra en las aplicaciones. Enseña a quitar complejos y a valorar el amor y la cooperación. Demuestra que comodidad y felicidad no son del todo compatibles y nos da ejercicios de austeridad autoimpuesta para librarnos del apego a la comodidad.
También aprendemos que para mantener una mente saludable hay que evitar pelearse con los demás, que ser demasiado susceptible nos hace desperdiciar energía que podríamos dedicar a otros proyectos y que todo lo que sucede -lo malo también- ofrece oportunidades y nos enseña a disfrutar de la vida incluso en situaciones adversas. Podemos ser felices aunque algo nos duela si dejamos de quejarnos y nos centramos en la cosas valiosas. Diferencia a las personas y su actitud ante la vida en potenciadoras y dilapidadoras y nos enseña la estrategia para ser potenciador: «ir siempre a por el sobresaliente, retarse, planificar y sudar la camiseta«.
Los últimos capítulos nos hablan de la muerte, del cambio y como facilitarlo, de los celos, de la pareja, de las rupturas de la gestión de las emociones, del logro de objetivos… y nos dan algunas claves para perseverar en nuestro objetivo
En definitiva, todo un manual de vida para mirar de frente a la felicidad.
Deja una respuesta